El ritmo

Hoy terminé de leer Cicatrices, novela de Juan José Saer. Era la primera vez que leía algo de él, y me pareció más que bueno. Lo primero que podría determinar como rasgo distintivo es el ritmo de todo el texto, un ritmo espiralado pero directo, de buen escritor que escribe simple y que de vez en cuando lanza frases para el recuerdo.
Se hilvanan cuatro historias que confluyen en un asesinato. Comienza con el descubrimiento del mundo realizado por Ángel, un periodista de 17 años, y la eterna lucha con su exótica madre. Luego de esta historia de cien páginas que tiene como condimento la amistad del personaje con un hombre de prensa ya experimentado, como lo es Tomatis, sucede el relato de un ex abogado aboandonado al juego clandestino. Otras cien páginas de existencialismo y clases de perdición encarnadas en un tipo que vive solo con una sirvienta adolescente. La tercera es la construcción de un juez el cual atiende el caso del asesinato, y es amigo de Ángel. Lo mejor de este tercer personaje son sus insomnios y los viajes en su auto por la ciudad. Un hombre ambivalente que lo dejó la mujer y que constantemente sueña con gorilas. Por último aparece el asesino, Luis fiore, quien en una historia corta refleja la radiografía tan humana del criminal y cómo transita hasta la decisión final.
Las cuatro historias están en primera persona y son muy distintas entre sí, es decir, en cómo piensa cada personaje o como enfoca sus cosmovisiones.
Como primera aproximación al "universo saeriano" me llenó como lector y me generó eso que me pasa con los grandes libros de ficción, esa sensación de que se abren muchas puertas, que hay un nuevo mundo por explorar y todo surge del papel y se dispara hacia lo real, hacia lo que vivimos. Y eso me pasó con Cicatrices.