Friday, December 01, 2006

Violencia diaria


Por razones laborales me vi obligado a comprar el diario Clarín todas la mañanas, durante alrededor de un mes. Dicha actividad además de significar un pequeño agujero a mi bolsillo, me abrió nuevas preguntas y me brindó algún que otro pantallazo ejemplificador sobre un tema que recorre explícitamente los diarios, revistas, noticieros televisivos y conversaciones de taxi, ascensor y almacén en las grandes ciudades de nuestro país.
Allí entre títulos de colores mal escritos, entre fotos de gente buena y ejemplar y publicidades de celulares, encontré la llave de la persuasión que usan pocas personas, escudadas en holdings y demás malas yerbas, para torcer opiniones y frenar revoluciones. El tema clave, la llave de los gigantes y los tilingos: la violencia simbólica de los grupos económicos.
No es muy difícil deducir esta operación retórica. Tampoco hay que amar a la semiótica o leer a esas intelectuales de pelo blanco (que ahora escriben en la revista Viva)…No, nada de eso.
Agarremos el matutino Clarín, el principal vocero del grupo homónimo, y leamos los títulos de portada: una extraña mezcla de demonización hacia Israel, resultados deportivos de Boquita, nuevas víctimas de “la inseguridad” y algún hallazgo científico para “educar” a las masas bárbaras. Ese es el primer paso: rescate lo álgido y superficial de lo estructural (en el sentido marxista del término) y “no-noticioso”.[1]
De esa distinción contabilice cuántas veces aparece la palabra “Axel” (nombre de varón que a estas alturas todo padre y niño que siga el “Argentinian way of life”, debe reconocer como ícono de estudiante, rubio y buen hijo.
De la página 1 pase a la sección deportiva, busque las páginas dedicadas al baloncesto y busque el término Ginóbili (sinónimo de éxito, salud deporte y filantropía, según el diario de la señora Ernestina Herrera de Noble).
A esta altura usted puede pasar a los policiales, ahí busque la palabra inseguridad (que para el diario colorido sólo es inseguridad criminal, cuando existe la inseguridad psicológica, laboral, educacional entre otros tipos, pero en el diario colorido de eso no se habla).
Debo acortar y saltear algunas cuestiones. Evalúe quiénes leen el Clarín, busque estadísticas en el INDEC sobre los diarios más comprados, observe en el transporte público, recorra oficinas e indague en los hábitos culturales de los cuello blanco. Quizás llegue a la conclusión de que mucha gente lo lee y que, de esta manera, el Clarín se convierte en una de las principales fuentes de información de millones de personas.
Los diarios, según Gramsci, son “organismos político financieros”. Por lo tanto, la información volcada en las secciones Economía, Política, Deportes y otros, está totalmente sesgada por los intereses político-financieros del Grupo Clarín. Es decir, si la empresa X quiere imponer que ser de clase media e ir a la universidad es algo positivo, le baja la orden al director del diario y este construye como arquetipo de ciudadano al fallecido Axel Blumberg. Luego le ordena a sus redactores que escriban los títulos de tal manera y que encarnen al bien (en este caso, Juan Carlos Blumberg como padre desesperado y posible candidato a gobernador bonaerense) y construyan el mal (secuestradores que matan hijos de clase media alta). La operación es rápida y llega a la mente de muchos lectores poco avispados.

El tema no es discernir si hablar de la inseguridad criminal o de lo saludable de hacer deporte es algo positivo o negativo, la cosa está en saber si eso es lo único importante de un país en decadencia. Consiste en determinar si en los diarios que inundan los puestos de venta se está imponiendo un modelo de nación orquestado por los grupos económicos, la dirigencia política de turno y consensuado por lo más reaccionario de la población. Eso habría que discutir. Por ejemplo: ¿qué problema es más estructural para un país del cuarto mundo: la desocupación e indigencia o la inseguridad criminal? ¿Quién impone la agenda de lo “verdaderamente importante” para un país: el Estado y el pueblo o los medios de comunicación masiva?...
Hace poco días en uno de mis tantos viajes en subterráneo leí de reojo una noticia en el diario La Razón, sobre el “fenómeno de los call centers”. El diario de la tarde, propiedad de Clarín, destacaba los altos salarios percibidos por los trabajadores de estas empresas de servicios. Hilando datos en mi memoria me acordé de cuando trabajaba en el call center AUDIOTEL, también propiedad del Grupo Clarín, y me pagaban el “alto salario” de $4,30 por hora… Bueno, al menos habrá un montón de usuarios del subte que creerán que en ese edificio de Retiro los trabajadores latinoamericanos nos llenábamos los bolsillos de dinero, mientras atendíamos consultas telefónicas de países del Norte.

[1] No-noticioso me refiero a lo que los diarios interpretan como poco novedoso para el tándem Doña Rosa-taxistas-padres sobreprotectores.

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