Saturday, February 03, 2007

- “Un libro puede decidir el destino de un país”- Washington Cucurto en Plaza Joven


El viernes 2, bajo un sol abrasivo y en el Planetario, estuvo el escritor Washington Cucurto recomendando libros en un stand, una especie de biblioteca con libros seleccionados por el autor, en el marco de Plaza Joven, evento organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Un personaje algo tímido, puesto en el cenit de la cultura argentina actual, rechazado, criticado, amado, vilipendiado y halagado a la vez, todo en un vértigo comparable a la catarata social-sexual de su obra. El hombre que está más en boga de la nueva literatura argentina (autor de Zelarrayan, Cosa de Negros, La máquina de hacer paraguayitos, El Curandero del amor, entre otros) contestó algunas preguntas de quien escribe, amparados por una sombrilla que detenía los poderosos rayos solares.

- En una nota había leído que vos decías que en un futuro iba a haber una literatura hecha por los hijos de los inmigrantes. ¿Cómo es eso? ¿Vos sos el primer paso de lo que puede venir?

Eso nunca se sabe, la idea es que al practicar un tipo de literatura más popular, lo que hace es que otra gente que no tiene acceso a los libros, se acerque. Esa es la idea que tengo yo y un montón de gente. Y yo pensaba que si un hijo de un inmigrante del interior o de un paraguayo o de un boliviano, peruano, cómo escribiría. Mi literatura está construida en base a esa idea, y a aquellas personas que no escriben.

- Lo nuevo de tu literatura es tratar la temática de los nuevos inmigrantes…

- Me parece que la oralidad es lo más nuevo. El tema de la inmigración está retratado por Assís, Arlt, quizás en un tono más de militante.
Uno de los motivos innovadores de la obra de Cucurto es poner a los nuevos inmigrantes, paraguayos, bolivianos, peruanos, dominicanos en el primer plano de la historia, de lo narrado. Quizás uno de los grandes logros de la prosa y poesía cucurtiana es darle la voz y la acción a los que son callados por un Estado argentino no tan abierto a la inmigración limítrofe.

- Muchas colegas que te halagan no sé si llegan a entender del todo tu literatura o si se meterían, por ejemplo, en una bailanta. ¿Cómo interpretás eso?

- Hay distintos puntos de opinión sobre lo que uno escribe. Algunos hablan bien, otros mal, a otros directamente no les gusta o les molesta. Y también genera rechazo y quizás eso es porque uno toca un nervio.

- Igualmente, generaste más halagos que rechazos…

- Yo creo que produje más rechazos, siempre me han criticado mucho. Lo que pasa es que generalmente aparecen las notas que hablan bien, las notas pagas.

- Más allá de tu literatura, ¿cómo crees qué los sectores que ahora no tienen tanto acceso a la literatura pueden llegar a acceder?

- La manera sería que el gobierno tenga una actitud política de hacer que genere algo con el libro, la cultura, la educación en este país. Eso sería lo que correspondería. Como eso no sucede la gente se acerca como puede, el problema es que los libros son caros, falta conocimiento, hay poca información, se necesita una guía, es difícil saber como el libro se acerca a la gente. Pero se puede hacer a través de la escuela, del precio, de generar un hábito de lectura y que el libro no sea sólo un producto comercial. Sino como un elemento revolucionario, como lo es. Un libro puede decidir el destino de un país.