Saturday, April 18, 2009

La canonización de Raúl Alfonsín



La última semana de marzo, fue la semana Alfonsín: varios canales abiertos y todos los diarios reflejaron la muerte del primer presidente constitucional post última dictadura militar. No era para menos, Alfonsín fue eso, el primero en democracia ochentista y era uno de los sobrevivientes de la Historia y, además, el hombre más fuerte del putrefacto y languideciente radicalismo.

Si bien, quizás la presidencia de Raúl Alfonsín fue una de las menos sospechadas de corrupción, se produjo un olvido histórico, en la seudo canonización que se hizo del personaje, no de la persona, en toda la repercusión mediática y de gente agolpada para saludar al "padre de la democracia". Salvo contadas excepciones, no se mostró el Pacto de Olivos, la continuidad en las políticas de corte neoliberal y la salida anticipada del gobierno. En todos los informes (excepto la del adolescéntulo CQC) se subrayó la "honestidad", "decencia" e "institucionalidad" de Alfonsín. Se deben haber olvidado del patético "fight" ante un emisario del FMI. Sin embargo, no es la primera vez que se dan estos casos de notoria amnesia colectiva...

Alfonsín, ya desde la previa a su gobierno, era la contracara de un Herminio Iglesias que quemaba un cajón con las siglas de la UCR. En eso ganó, Alfonsín, y eso vio una gran masa de doloridos compatriotas. Una contracara, una decencia, una mesura, frente al patoterismo, frente a lo peor del fallecido peronismo. Y al también fallecido radicalismo, también le vino bien la muerte pero sobre todo el encendido recuerdo hacia el hombre de Chascomús.

Que quede claro: es un acontecimiento de real importancia histórica (en mi caso, es el presidente con el cual nací y el primero que veo morirse) pero el rating, la UCR y el desmemoriado recuerdo empañaron y utilizaron la magnitud de lo acaecido.