Monday, December 31, 2007

La televisión del 2007 – balances (Hacia una nueva televisión- PARTE II)


Terminó el año y la televisión argentina dejó cosas positivas y negativas. Todas ellas enmarcadas dentro de un proceso de más de un lustro en el que se combinan ficciones más que interesantes, con realities, programas de archivo y televisión pública sin cumplir su rol de tal.

Este fue el año de la explosión de los programas de archivo: además de los ya instalados y reconocidos (como TVR) aparecieron otros que mostraron más de lo mismo. La permanente reproducción de lo que produce la misma TV, una televisión que cada vez más “habla de sí misma”, en términos de Umberto Eco, quien escribió acerca de una “Neo TV” en la cual el acontecimiento es ella misma, lo que hay mostrar y representar es la realidad televisiva.[1] El caso de TVR quizás es el más digno entre estos programas. Igualmente este propuesta sigue siendo un claro consuelo seudo progresista para las almas bienpensantes de la clase media argentina. TVR no rompe con nada y asume el papel que en algún momento tuvo CQC : una crítica velada, una seudo crítica muy tibia y que juega el mismo juego que la televisión existente. El dato objetivo es que estos programas son los más baratos de hacer y la televisión argentina quiere reducir sus costos.

Los realities fueron todos los de Gran Hermano: dos versiones comunes (con participantes anónimos) y una versión con personajes de la farándula. Los realities no presentaron gran novedad. Lo que quizás fue más interesante pasó por los programas que conducía Mariano Peluffo y secundaba Jorge Dorio, los cuales saben reírse de la nada que constituye a los formatos GH.

En el terreno de las ficciones, LaLola fue lo más rescatable. Provista de un gran elenco, humor y un manejo del lenguaje de serie un poco más novedoso que el que se utiliza habitualmente en nuestra TV, fue lo mejor que hubo en un año sin demasiadas propuestas en un campo bastardeado y precarizado actualmente. Hay que tener en cuenta que este año hubo conflictos gremiales de actores y extras, los cuales pusieron en jaque a la continuidad de tales series.

La televisión “pública” y gubernamental mejoró. Pero le falta. Presentó a Piter Capusoto y sus videos, lejos lo mejor de la pantalla y la emisión con más contenido crítico. No sólo los palos fueron para el mundo del rock en sí, sino también para ciertos modos de apreciación de la cultura de masas que posee la sociedad argentina. Otro de los puntos favorables fue Filmoteca, el ciclo conducido por Fernando Martín Peña injustamente emitido a la trasnoche. También se destacaron: Ficciones de lo real, MP3, y La vida es arte.

Cada vez la televisión privada tiene menos restricciones y la televisión pública si bien mejora en calidad no asume aun su rol de democratización que la haría cumplir sus reales objetivos de servicio para toda la república. La carencia es la planificación conjunta y el cumplimiento de ciertas obligaciones y real conciencia del espectador televidente. Sin todo eso es imposible avanzar hacia una nueva televisión.

[1] Eco.U: Tv:la transparencia perdida

Tuesday, December 11, 2007

Personal Fest '07: Las grietas y el consumo


El sábado pasado fui al Personal Fest ’07. Nunca había concurrido a uno de estos festivales que organiza dicha marca de teléfonos celulares. Mi objetivo y razón por la cual desembolsé $80 para un recital, es que tocaban los Happy Mondays y realmente tenía muchas ganas de verlos. Afortunadamente, no defraudaron y fue de lo mejor de la grilla de programación o al menos lo que más me gustó (esto ya lo sabía de antemano). Hago esta introductoria aclaración para no pecar de careta y decir que no la pasé bien en un festival de tal magnitud y ante la presencia de la banda de Manchester.

El festival tuvo todo lo esperable y más, de una fiesta posmoderna organizada por una de las mayores marcas de telefonía celular del país. Mi primera impresión fue el acceso de público, el cual fue bastante organizado: un chequeo de entrada, una palpada y otros dos chequeos de entradas. Obviamente, la organización dejó entrar a los habituales punguistas a que arrebaten celulares, cámaras fotográficas digitales y dinero en efectivo para después repartir a algún cómplice de la entrada al festival. Pero esa sería una de las tantas grietas de la simulada perfección de un evento hecho para el consumo masivo.

Grietas y consumo. Me parecen los dos términos más apropiados para el Personal Fest y para este tipo de festivales. Consumo porque es lo que más se ve, por ejemplo, no te dejan entrar con nada comestible, ni una botella de agua y adentro te cobran un sandwich de milanesa a $10. Hay que recordar que la entrada vale $80 y ningún proletario entra a un festival de estos (excepto por los punguistas contratados por la organización) pero todo está dispuesto para que se de en un ritmo frenético de gasto económico y consumo cultural rápido: nunca llegás a ver toda la oferta de las bandas que se presentan, siempre se superponen unas con otras.

Grietas porque el viernes (el día 1) un espectador sufrió una herida de arma blanca y porque algunos músicos, como Snoop Dog, tardaron en salir a escena y se generó un bache de aproximadamente una hora o más sin música en vivo. La otra grieta serían los punguistas y la inexistencia de bebederos gratuitos, como sí había en la Creamfields. Otra grieta podría ser la oferta bastante pobre en nombres y relevancia de las bandas que trajeron, sobre todo en comparación con la edición del año anterior donde tocaron New Order y Madness como lo más relevante.

Si alguien me pregunta de ir al festival de Personal, le diría que no vaya, que realmente es una pérdida de dinero, más si no bajan más cantidad de ese preciado metal los espónsores y otras fuentes de financiación indescifrables para traer a bandas más importantes o más relevantes para la historia del rock[1]. Porque los únicos que le pueden aportar rock a un festival así son las bandas o algún espectador. El resto no.

[1]A esta altura de la historia cultural entiendo al término “rock” más como una actitud y forma de vida que otra cosa.