Tuesday, January 30, 2007

Libros que marcaron un antes y un después en mis lecturas- EL JUGUETE RABIOSO


Elegí para esta nueva sección de libros que me marcaron, al Juguete Rabioso, porque este fue el que me contactó por primera vez con uno de mis escritores favoritos, Roberto Arlt. Yo tenía 16 años y debía leer una novela para la escuela. Entre una larga lista de autores típicos para la enseñanza media, elegí a Arlt, todavía no recuerdo por qué, pero fue curiosidad, creo. En la biblioteca de mi casa casi todos los libros ya tienen más de 35 años desde su compra, y El Juguete no fue la excepción: un amarillento y desgajado ejemplar pero a la vez hermoso y testimonio de innumerables leídas que abarcan décadas de plomo, democracia y tercer milenio.
Hoy, después de releerlo tres años atrás y de leer otras novelas de Arlt y textos sobre el autor, es la novela de él que más valoro. Sé que Los Siete Locos es su gran novela y por otro lado me gusta mucho El Amor Brujo, pero el valor que tiene El juguete… como primera experiencia publicada por él es inigualable. Seguramente, es como una cuestión de afecto porque de ahí en más la literatura que más me cautivó es la arltiana, o al menos mi preferida. Y es la única que no pongo en escala de mejores y peores, lo que sí hago con otras. De hecho hace un año que no leo nada de Arlt y ya me parece un período demasiado prolongado. Necesito de sus floridos pasajes y de sus cross a la mandíbula dirigidos a la sociedad bienpensante.
El carácter autobiográfico de la novela debe ser lo que más me cautivó, sobre todo en un tipo adelantado a su época, un inconformista, una especie de romántico del siglo XX. Uno de los hombres de la literatura argentina más fascinantes en torno al mito, que en su caso, se vuelve totalmente verosímil. Un autor que si bien, a veces, se lo tilda de escribir mal (cosa que me parece totalmente una estupidez, como si se obviasen todas sus construcciones imaginarias) ha entrado en los textos de la academia. Al menos en mi carrera de Comunicación de la UBA, vimos textos de y sobre Roberto Arlt, en particular uno muy bueno de Beatriz Sarlo.
Generalmente, soy de aconsejar Arlt a los que no lo leyeron. Y de hecho le presté a amigos El Amor Brujo antes que El juguete. Sin embargo, me parece que la gran llave de acceso a Roberto Arlt es El juguete Rabioso y todo el desencanto, la esperanza, las ganas de vivir y de morir que en sus páginas habitan.

Saturday, January 27, 2007

A mis detractores


Frecuentemente postean en este blog algunos "usuarios anónimos" dejándome algún que otro insulto. Para ser sincero, me divierte bastante, y me aburre cuando son todos halagos o un "claro, flaco, tenés toda la razón". Es agradable que algunos concuerden conmigo pero siempre me viene bien que algunos estén en contra. Obviamente, es preferible que dejen una crítica constructiva o algo así pero eso no sucede en todos los casos.

Algo que sí me molesta es que no dejen una dirección o un mail. No puse el filtro para que me firmen solo bloggers porque así relegaría a todos aquellos que no poseen un blog. Pero sería mejor que den alguna pista donde responder o también bardearlos, porque a mí me gusta también.

Respecto a las opiniones que vierto en está bitácora, sé que son totalmente discutibles y sé que no tengo toda la razón, de hecho hay algunos planteos que hago con los que no estoy totalmente de acuerdo, pero me atrae el riesgo y las controversias. También soy devoto de las posiciones político-ideológicas, cosa que algunos de mis detractores detestan. Creo que me di cuenta del matiz de mi espacio, al entrar a otro blog de un coetáneo que estudia Letras, que también escribe algunas cosas más que discutibles y al tener la misma edad que yo, me pareció un caso similar.

A mis detractores les pido que sigan poniendo comentarios acá, pero que dejen un mail o algo. Me aburriría mucho sin ustedes y creo que mucho de lo que hago lo hago para ustedes.

Thursday, January 18, 2007

18 pelotudos


En el 2001 apareció la primera versión argentina del holandés Gran Hermano (GH). En ese momento fue una gran novedad, tuvo mucho rating y gran repercusión en los medios masivos de comunicación. En ese entonces yo tenía 17 años y lo veía con la curiosidad típica de algo totalmente novedoso y con la fruición tal de un voyeur. Supongo que a mucha parte del público le habrá pasado lo mismo. Ahora tengo 22 y y he leído teorías sobre comunicación, Escuela de Frankfurt, marxismo y varios etcéteras. El nuevo ciclo, la versión 2007, no presenta tanta novedad ni tanta atención por parte de paneles de expertos, al menos por ahora. Ya la mayoría cayó en la cuenta que el formato es una gran casting barato y público de seudo famosos y jóvenes mediáticos.
Llegué de vacaciones el martes y traté de ponerme en órbita y ver algo de GH. Conducido por Jorge Rial, que no mantiene un hilo coherente en la conducción aunque yo esperaba una gran labor de un tipo que se alimenta de esta basura televisiva, presenta a 18 jóvenes que quieren ser famosos sea como sea. Dieciocho pelotudos que darían cualquier cosa por los warholianos 15 minutos de fama. No puedo obviar la extrema subjetividad que tiñe este artículo al ver a esos seres tirados en un sillón, abrazándose como si fuesen amigos de toda la vida, presos del consumo, imitadores de los gestos televisivos de programas conocidos, prodigándose falsa amistad (ese vicio de estas épocas en que todos nos amamos, total no hay conflicto por nada, las amistades nuevas y laxas). Lo más deplorable es que no son sólo esos participantes los sincerebro, sino que hay miles de personas que quedaron afuera, tan ansiosos por entrar y ser conocidos y ventilar sus deseos, inseguridades y secretos a millones de televidentes.
Es el paradigma del exhibicionismo posmoderno, junto con otros fenómenos-soportes como el fotolog, pero que colaboran a mostrar todo, a que todos podamos ver eso y bien mediatizado, tanto como lo es el fútbol, sin contacto, desde afuera y con el poder del que espía por la cerradura.
Lo peor no es el programa en sí, parte de una paupérrima televisión (ver Por una nueva televisión en este mismo blog) sino esas miles de personas que participan y que no pudieron participar. Esa gente vota, cria hijos, es tan ciudadano como yo y como vos y ocupa un lugar en la sociedad que al menos yo no quiero. Una franja de personas que no le importa nada de nada, que adoran la tv y a todos sus vicios y que son constantemente reproducidos como modelo de humano (he aquí lo gravísimo del tema) en cualquier serie, programa o publicidad que circula en la caja boba. Los consumistas, los demagogos, los argentinidad al palo, los que se quejan y no hacen nada. Todos esos.