Friday, December 29, 2006

Por una nueva televisión


A veces en programas televisivos como “Almorzando con Mirtha Legrand” se habla de la gran calidad de la televisión argentina, declaración que es totalmente falsa. Sospecho que esto es una gran mentira y no es lanzada inocentemente, tiene algún fin subjetivo. Tampoco hay que comparar y caer en el vicio de decir que hay sistemas televisivos que son peores que el nuestro, la concepción del menos peor, método por el cual a menudo se vota presidente.
La TV argentina es imitativa, de muy baja calidad, el canal estatal es gubernamental, se basa en una lógica comercial, competitiva y no cumple la función de canal público. La programación no tiene gran variedad y como sucede en toda Latinoamérica es sensacionalista.
El canal 7, que pertenece al Estado, rinde pleitesía al gobierno de turno. Esto le quita credibilidad, elimina las miradas críticas y acomoda a funcionarios afines en los sillones de gerencia del canal. Sin tener necesidad, ya que no depende del ingreso publicitario, imita denodadamente a los canales privados, se maneja en una lógica comercial y competitiva. Al hacer esto, pierde toda su posibilidad de brindar un servicio más orientado a las necesidades del público, al acceso de las minorías, a la participación de la ciudadanía (que no se remite a un panel en un programa, sino que habla de tener programas producidos íntegramente por los ciudadanos, que tengan peso en las decisiones de programación y que opinen y decidan en las políticas nacionales de comunicación).
Por el lado de los canales privados, no se respetan los horarios (especialmente Canal 11 y Canal 13) algo que está totalmente prohibido. También se imitan formatos y se infantiliza al televidente.
Es claro, que al ser beneficiados los canales por las legislaciones que se orientan a servir al mercado, y que en Argentina la radiodifusión es de “interés público”, es decir, que no le interesa cubrir todo el territorio y dar acceso, participación y calidad, todos los objetivos de una modernización de la televisión se ven frustrados. Seguramente, el problema no se remite sólo a la radiodifusión, el problema abarca a los sistemas políticos y a todos los vicios posmodernos de la participación de la ciudadanía en las decisiones de los destinos del país.
Personalmente, abogo por un servicio público de radiodifusión al modo BBC que incluya y que cumpla todos los fines de la democratización de las comunicaciones. La tarea es difícil y le compete a todos, a mí como comunicador, al público y a todos los que estén o estemos en el papel de funcionarios en un futuro.

Monday, December 18, 2006

Festival Buen Día o el regocijo de los palermígenas



Mucho sol, de ese que te deja incinerado, había riesgos de calcinación espontánea, tanto para los músicos de Placer, en especial su tecladista amigo Gabriel, como para nosotros espectadores. El Festival Buen día se llevó a cabo el sábado a partir del mediodía en una plaza palermitana al rayo del sol más asesino. Dicen que la térmica rozó los 39 grados o algo más.
El Festival que se realiza todos los años es la máxima expresión de los palermígenas: esos seres extraños que hace alrededor de cinco o seis años irrumpieron en el olimpo de la supuesta sofisticación y se adueñaron de una especie de glamour, repleto de pose, frivolidad y diseño. El espacio abierto, con un escenario en el centro y rodeado de puestos de la misma ropa, los mismos colores, las mismas costumbres, la misma inoriginalidad, estaba lleno de chicas bellas, bien peinadas y bien vestidas con sus acompañantes andróginos con gafas estrafalarias y mucho brillo. Lo más importante del Buen Día es figurar. El resto mucho no importa, de hecho el nivel de las bandas, exceptuando Placer y Fantasmagoria, es bastante bajo. Quizás como dijo mi acompañante de la tarde: “¿Qué querés? Es lo que esta gente se merece.” Y sí, quizás lo sea.
En mi afán de investigar los consumos culturales de esta gente, husmeé los libros que vendían (porque lo demás ya es obvio: esa ropa, esos “accesorios” y lo demás). El material para leer iba de Puig a Daniel Link, y es lógico, sería difícil encontrar en esos puestos algún ejemplar sobre John William Cooke o el manifiesto comunista. Sin desmerecer a Puig que me gusta y a Link que lo viví como profesor y el que en realidad adopta una postura política marcada pero no entendida por el grueso del público palermista y que támbién escribió mucho sobre Walsh, pero el menor intento de poner algo de sociología o de política (en el sentido más acotado de los dos términos) es decir, todo aquello que no se rodee de un halo esteticista, quedaría demás en las bibliotecas de la gente palermígena.
Sinceramente, el acontecimiento seudo cultural no tiene algo bueno que destacar, quizás sólo el alto nivel femenino, alto en el sentido superficial, no sé cómo serán al entablar una conversación pero eso no está en discusión. El único resultado para mí es ver y explorar como un grupo de habitantes urbanos se adueña de un tipo de hábitos para alejarse cada vez más del resto, y sobre todo alejarse de los negros.

Wednesday, December 13, 2006

Adolescente en coma - Gustavo Eduardo Viglino


- Rulo, para vos.
- Uy, gracias, Gus, leo y te mando la crítica.
- Espero sólo críticas buenas (risas).
- Y…si ya me regalaste uno, ya la tenés asegurada.

El diálogo amistoso se dio a mediados de octubre en un bar de la zona sur. Los dos, Gustavo y yo, habíamos coincidido en ver la misma banda de rock y la ocasión fue aprovechada por Gustavo Eduardo Viglino para regalar algunos ejemplares de su recién salido libro de poemas Adolescente en coma.
Finalmente hoy, después de haber leído su obra, como casi siempre lo hago, en trenes y colectivos, me siento a escribir algunas apreciaciones. También prometí marcar con un lápiz las poesías que más me gustaban así no me olvidaba cuales eran.
Desde el título y como tiene que ser en toda obra artística el terreno está muy demarcado, es el estado crítico del adolescente o a lo sumo su etapa languideciente. Y los versos ponen en evidencia la disconformidad con el orden social reinante, mezclado con problemas existenciales de la edad, el amor torturado, la soledad del cuarto, la contemplación del suburbio. Y sobre todo este último punto el halo suburbano rodeando la totalidad del libro, el barrio como un actor omnipresente en las vivencias del enunciador, del poeta.
Quizás lo mejor esté en la oscuridad con vestigios de luminosidad de la obra, junto a unas ganas de ser y de existir en medio de cambios caóticos de una edad determinante. El aspecto débil es el abuso, en ciertos casos de la rima, lo que le quita profundidad a algunos versos. El estado poético de Viglino mejor alcanzado está en: Humedad, Olfateando el piso, Sólo respiro, Corazones de escombros, Sólo piensas, Nocheros gatos, Laberinto, entre otros.
Es el primer libro de Gustavo y marca un buen comienzo, esperemos que dentro de poco, escriba más y llegue otro nuevo material a las librerías.

Friday, December 01, 2006

Violencia diaria


Por razones laborales me vi obligado a comprar el diario Clarín todas la mañanas, durante alrededor de un mes. Dicha actividad además de significar un pequeño agujero a mi bolsillo, me abrió nuevas preguntas y me brindó algún que otro pantallazo ejemplificador sobre un tema que recorre explícitamente los diarios, revistas, noticieros televisivos y conversaciones de taxi, ascensor y almacén en las grandes ciudades de nuestro país.
Allí entre títulos de colores mal escritos, entre fotos de gente buena y ejemplar y publicidades de celulares, encontré la llave de la persuasión que usan pocas personas, escudadas en holdings y demás malas yerbas, para torcer opiniones y frenar revoluciones. El tema clave, la llave de los gigantes y los tilingos: la violencia simbólica de los grupos económicos.
No es muy difícil deducir esta operación retórica. Tampoco hay que amar a la semiótica o leer a esas intelectuales de pelo blanco (que ahora escriben en la revista Viva)…No, nada de eso.
Agarremos el matutino Clarín, el principal vocero del grupo homónimo, y leamos los títulos de portada: una extraña mezcla de demonización hacia Israel, resultados deportivos de Boquita, nuevas víctimas de “la inseguridad” y algún hallazgo científico para “educar” a las masas bárbaras. Ese es el primer paso: rescate lo álgido y superficial de lo estructural (en el sentido marxista del término) y “no-noticioso”.[1]
De esa distinción contabilice cuántas veces aparece la palabra “Axel” (nombre de varón que a estas alturas todo padre y niño que siga el “Argentinian way of life”, debe reconocer como ícono de estudiante, rubio y buen hijo.
De la página 1 pase a la sección deportiva, busque las páginas dedicadas al baloncesto y busque el término Ginóbili (sinónimo de éxito, salud deporte y filantropía, según el diario de la señora Ernestina Herrera de Noble).
A esta altura usted puede pasar a los policiales, ahí busque la palabra inseguridad (que para el diario colorido sólo es inseguridad criminal, cuando existe la inseguridad psicológica, laboral, educacional entre otros tipos, pero en el diario colorido de eso no se habla).
Debo acortar y saltear algunas cuestiones. Evalúe quiénes leen el Clarín, busque estadísticas en el INDEC sobre los diarios más comprados, observe en el transporte público, recorra oficinas e indague en los hábitos culturales de los cuello blanco. Quizás llegue a la conclusión de que mucha gente lo lee y que, de esta manera, el Clarín se convierte en una de las principales fuentes de información de millones de personas.
Los diarios, según Gramsci, son “organismos político financieros”. Por lo tanto, la información volcada en las secciones Economía, Política, Deportes y otros, está totalmente sesgada por los intereses político-financieros del Grupo Clarín. Es decir, si la empresa X quiere imponer que ser de clase media e ir a la universidad es algo positivo, le baja la orden al director del diario y este construye como arquetipo de ciudadano al fallecido Axel Blumberg. Luego le ordena a sus redactores que escriban los títulos de tal manera y que encarnen al bien (en este caso, Juan Carlos Blumberg como padre desesperado y posible candidato a gobernador bonaerense) y construyan el mal (secuestradores que matan hijos de clase media alta). La operación es rápida y llega a la mente de muchos lectores poco avispados.

El tema no es discernir si hablar de la inseguridad criminal o de lo saludable de hacer deporte es algo positivo o negativo, la cosa está en saber si eso es lo único importante de un país en decadencia. Consiste en determinar si en los diarios que inundan los puestos de venta se está imponiendo un modelo de nación orquestado por los grupos económicos, la dirigencia política de turno y consensuado por lo más reaccionario de la población. Eso habría que discutir. Por ejemplo: ¿qué problema es más estructural para un país del cuarto mundo: la desocupación e indigencia o la inseguridad criminal? ¿Quién impone la agenda de lo “verdaderamente importante” para un país: el Estado y el pueblo o los medios de comunicación masiva?...
Hace poco días en uno de mis tantos viajes en subterráneo leí de reojo una noticia en el diario La Razón, sobre el “fenómeno de los call centers”. El diario de la tarde, propiedad de Clarín, destacaba los altos salarios percibidos por los trabajadores de estas empresas de servicios. Hilando datos en mi memoria me acordé de cuando trabajaba en el call center AUDIOTEL, también propiedad del Grupo Clarín, y me pagaban el “alto salario” de $4,30 por hora… Bueno, al menos habrá un montón de usuarios del subte que creerán que en ese edificio de Retiro los trabajadores latinoamericanos nos llenábamos los bolsillos de dinero, mientras atendíamos consultas telefónicas de países del Norte.

[1] No-noticioso me refiero a lo que los diarios interpretan como poco novedoso para el tándem Doña Rosa-taxistas-padres sobreprotectores.